Vicente, Seve y Elena del Centro de Educación de Personas Adultas CEPA Buitrago del Lozoya nos cuentan qué plantas silvestres comían en sus paseos infantiles por los campos de la Sierra Norte de Madrid.
A falta de golosinas, los frutos del majuelo, las flores de los chupamieles y los tallos tiernos de las patitas de cigüeña eran sus particulares ‘chuches’.
Estas sesiones con personas mayores, realizadas dentro del proyecto Resilvestra, nos ayudan a rescatar y dar testimonio de la sabiduría y el acervo popular en cuando al uso y consumo de plantas silvestres.
Resilvestra nace para contribuir a la mejora de la resiliencia climática de los agroecosistemas madrileños introduciendo plantas silvestres comestibles y variedades tradicionales que diversifiquen nuestras huertas y platos. Financiado por el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, es un proyecto de ciencia ciudadana que, mediante la investigación-acción participativa, quiere mejorar el conocimiento y potencial de estas plantas silvestres en cuanto a su caracterización agronómica y evaluación sensorial para promover su cultivo, producción y consumo.