El 60% de los comedores escolares en España no tienen cocina. La gran mayoría de ellos, comen ultraprocesados a diario a través de lo que la industria llama Línea Fría. El consumo de ultraprocesados esta detrás de la epidemia de diabetes tipo 2 y directamente relacionado con el espectro de enfermedades no transmisibles (Chron, ADHD, obesidad, malnutrición… ). Además de condenar la salud de toda una generación estamos perdiendo el legado gastronómico que es parte esencial de nuestra cultura, mientras en la huerta de Europa en tradicional y ecológico, hemos visto como productores acaban por tirar su producto porque no hay mercado justo mientras en los colegios miles de niños y niñas comen ultraprocesados. Esto no puede ser. Hay un nuevo Real Decreto que no ayuda en nada a mejorar esta realidad. Necesitamos tu ayuda para animarles a hacer un esfuerzo en el congreso y sacar medidas útiles y efectivas que ayuden a mejorar la realidad diaria de miles de niños y niñas, agricultores y ganaderos mientras cuidamos nuestro legado gastronómico y nuestra cultura.

Así comienza la campaña estatal ‘SOS Comedores Escolares Sin Cocina’ que ha lanzado la Plataforma Come Pública para «recuperar cocinas en nuestros comedores escolares» y a la que Germinando ya nos hemos sumado. La plataforma pone sobre la mesa el hecho de que, con el reciente Real Decreto de comedores saludables, aprobado en el mes de abril, y su no mención de los colegios sin cocina, es necesario «visibilizar el real origen de la desigualdad y riesgos de salud que tenemos en los colegios. Pero no sólo por salud que sería suficiente, sino por una cuestión de legado cultural y de salud del campo y de los agricultores que tanto merecen nuestros cuidado». Ya se han adherido más de 400 entidades y desde la plataforma quieren llegar a 1.000 antes de llegar al congreso a presentar sus mejoras a la norma.

Manifiesto Gastronómico: recuperar cocinas y formas de cocinar en los colegios para preservar nuestra cultura gastronómica

La gastronomía de un país es un reflejo profundo de su identidad cultural, sus tradiciones y su historia. A lo largo de los años, las prácticas alimenticias han sido moldeadas por factores sociales, económicos, y geográficos, y son una de las formas más poderosas de transmitir conocimientos y valores entre generaciones. Los comedores escolares juegan un papel fundamental en la conservación de esta herencia culinaria. Recuperar las cocinas, el cocinado diario y fortalecer estos espacios en las escuelas no solo es crucial para la nutrición de los estudiantes, sino también para garantizar que la rica cultura gastronómica de un país perdure a través de las generaciones, especialmente en esta época donde las familias trabajan y dependen de los comedores escolares.

Educación nutricional y cultural

Son el lugar ideal para que los niños y jóvenes experimenten una alimentación equilibrada basada en productos locales y tradicionales. Muchos de estos alimentos, además de ser nutritivos, poseen un valor cultural importante. Incluir recetas autóctonas y platos representativos de distintas regiones del país en los menús escolares no solo enseña sobre la importancia de una dieta saludable, sino que también crea conciencia sobre las tradiciones culinarias locales. Al integrar estos conocimientos desde temprana edad, se fomenta una conexión profunda con la identidad cultural de cada región.
En la actualidad, sin embargo, el uso de precocinados crea carencias nutricionales y posibles riesgos de salud además de excluir productos locales y tradicionales.

Preservación de ingredientes y agricultores/hortelanos y hortelanas locales
Muchas de las comidas tradicionales del país están siendo desplazadas por dietas globalizadas que tienden a favorecer productos ultraprocesados. La recuperación de los comedores escolares como centros de preparación de alimentos frescos y regionales puede ser una estrategia eficaz para preservar ingredientes autóctonos. Promover el uso de productos agrícolas locales, como granos, tubérculos, vegetales y frutas nativas, no solo ayuda a mantener viva la cultura gastronómica, sino que también apoya a los agricultores locales y favorece la sostenibilidad ambiental.

Fortalecimiento del sentimiento de pertenencia
La comida es una de las principales formas en las que las personas se conectan con su historia y su comunidad. Para muchos niños, el comedor escolar es el primer lugar donde pueden compartir platos tradicionales con sus compañeros, creando un sentido de pertenencia y orgullo por su cultura. Cuando los niños comen platos que han sido preparados con recetas que han pasado de generación en generación, están aprendiendo a valorar su patrimonio cultural y a respetar la diversidad gastronómica que caracteriza a su país.

Impulso a la economía local
Recuperar los comedores con un enfoque en la gastronomía local también puede tener un impacto económico positivo. Al promover la compra de alimentos directamente de los productores locales, se fomenta el desarrollo de la agricultura y la producción de alimentos dentro del país. Esto puede generar empleo, apoyar a las pequeñas empresas y garantizar que los estudiantes tengan acceso a productos frescos y de calidad. Además, al darle un valor económico a los ingredientes tradicionales, se ayuda a mantener vivas las prácticas agrícolas ancestrales y se evita la erosión de los sistemas alimentarios tradicionales.

Conservación de la diversidad gastronómica
Un país no es solo una suma de territorios, sino también una multiplicidad de culturas y tradiciones. La gastronomía refleja esta diversidad y recuperar los comedores escolares para dar espacio a las distintas cocinas regionales es un paso importante para asegurar que no se pierdan. Desde los guisos autóctonos hasta los platos de las comunidades populares, la escuela se convierte en un vehículo de transmisión de saberes ancestrales. Este esfuerzo por recuperar las cocinas tradicionales en los comedores escolares ayuda a consolidar una identidad nacional rica y plural, basada en el respeto y la valoración de la diversidad.

La recuperación de los comedores escolares no debe ser vista únicamente como una medida para mejorar la alimentación de los estudiantes, sino también como una estrategia integral para preservar y difundir la cultura gastronómica de un país. Estos espacios son clave para la educación nutricional, la conservación de productos autóctonos, el fomento del sentido de pertenencia y la revitalización de la economía local. Invertir en la recuperación de los comedores escolares, dándoles un enfoque en la gastronomía tradicional, es una manera de garantizar que las generaciones futuras no solo disfruten de una alimentación saludable, sino también de un patrimonio culinario que forma parte esencial de la identidad cultural de su país.

La última generación que ha comido de las manos de nuestras abuelas
Somos la última generación que ha tenido la suerte de comer de las manos de nuestras abuelas, de experimentar los sabores auténticos de los platos tradicionales que se preparaban con tanto amor y dedicación. Aún recordamos los guisos cocidos lentamente, las masas amasadas a mano, los caldos preparados con ingredientes frescos y locales, y las recetas que pasaban de madres a hijas. En muchos hogares, la cocina era un lugar de encuentro y enseñanza, donde no solo se preparaban alimentos, sino también se transmitían historias, valores y costumbres familiares.

Hoy, cada vez hay menos tiempo para cocinar en los hogares y dependemos más que nunca de los comedores de los colegios para la conciliación. Sin embargo en demasiados colegios ya ni siquiera tienen cocina propia y el día a día de la comida de miles de peques son precocinados/ultraprocesados a diario. Así perdemos la cultura de esos sabores tradicionales desde las escuelas, y presionados por una gran exposición a la comida rápida, procesados de supermercados y a los productos ultraprocesados que dominan su entorno. Esto representa una pérdida, no sólo un riesgo para la salud, también a nivel gastronómico y cultural, ya que la comida es uno de los pilares más importantes para comprender las tradiciones de un pueblo. Si no hacemos algo al respecto, corremos el riesgo de que las futuras generaciones nunca lleguen a conocer el verdadero sabor de la comida autóctona ni el significado profundo que tiene. La cultura mediterránea que es un ejemplo mundial de comida saludable, ya no forma parte de la cultura de nuestros hijos y esto podría hacer desaparecer este legado si no hacemos algo para remediarlo. No podemos permanecer callados ante colegios sin cocina, debemos cuidar nuestras raíces, y los recuerdos de nuestros ancestros en las recetas de los colegios, o pueden desaparecer.. Y, con ellos, la esencia misma de nuestra identidad.Si no actuamos ahora, estaremos al borde de la extinción gastronómica, condenados a un futuro vacío de los sabores que nos definen.

¿Qué es la plataforma Come Pública?

La Plataforma COME PÚBLICA nace en 2013 en Aragón a raíz de una fotografía de un menú escolar. Familias, profesionales y asociaciones van conformando lo que hoy son: un colectivo que trabaja por mejorar la calidad de los comedores escolares de la escuela pública. Desde entonces han sido muchos los avances que han logrado, pero todavía son muchos más los que faltan para que, algún día su trabajo ya no tenga razón de ser. Entretanto siguen activos y propositivos para alcanzar el objetivo común de tener unos comedores escolares de los que poder presumir.