El proyecto de ciencia ciudadana Resilvestra cierra su segundo año de investigación sobre el cultivo y consumo de plantas silvestres comestibles con la participación de 1300 personas. Los resultados de esta iniciativa, financiada por el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, fueron presentados este fin de semana en el marco de la Semana de la Ciencia celebrada en el Real Jardín Botánico-CSIC, organismo que desarrolla el proyecto junto a la Cooperativa Germinando y la Asociación La Troje.

En el acto estuvieron presentes personas, colectivos e instituciones que han colaborado en este proyecto como el Centro de Innovación Gastronómica (GIC) perteneciente al Instituto El Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (IMIDRA) de la Comunidad de Madrid, fincas productivas agroecológicas de la Sierra Norte de Madrid, centros educativos y ciudadanos que, a título particular, han formado parte de Resilvestra.

En ese sentido, más de 600 estudiantes y cerca de 500 ciudadanos y ciudadanas han explorado durante los últimos dos años las posibilidades productivas y nutricionales de especies como la colleja, la verdolaga, la acedera y el jaramago blanco, entre otras. Estas verduras silvestres eran tradicionalmente consumidas en la Comunidad de Madrid para completar la dieta diaria, sobre todo en primavera. Infrautilizadas en la actualidad, Resilvestra ha querido demostrar que la reintroducción de estos vegetales en el cultivo y consumo puede aumentar la diversidad biológica y genética de nuestros campos, contribuyendo a su adaptación al cambio climático, además de fomentar dietas más resilientes.

Oportunidades y retos de las plantas silvestres comestibles

En torno a las oportunidades y retos de las plantas silvestres comestibles giró precisamente la mesa redonda posterior al acto de presentación. La directora del CIG, Almudena Lázaro, subrayó que la alta cocina está interesada en este tipo de alimentos: “Puede parecer elitista, pero la alta cocina es la vanguardia. Estos alimentos aportan a sus platos diversidad, identidad, sostenibilidad y territorio”. No obstante, por su experiencia, el doble reto está en garantizar su suministro y seguridad alimentaria y, para ello, “la estrategia más adecuada sería tratar de introducir estas especies en el cultivo ya que así aseguramos su abastecimiento y trazabilidad”.

Alberto Capovilla, agricultor de la CSA Vega de Jarama, una de las fincas agroecológicas participantes en Resilvestra, afirmó que actualmente hay una “pérdida de biodiversidad en la alimentación” y que el cultivo de plantas silvestres comestibles “puede enriquecer nuestra dieta cotidiana y ayudarnos a comer mejor y más diverso”.

Por su parte, María y Antonio contaron su experiencia como miembros del equipo científico ciudadano que ha participado en Resilvestra cultivando y recogiendo datos sobre productividad. Ambos destacaron la capacidad de resiliencia de este tipo de plantas y su progresiva desaparición en entornos naturales: “Era ilusionante consumir directamente de la naturaleza, pero actualmente la contaminación no lo hace seguro y la manera de enfocar la agricultura también hace que no prosperen. Por eso, son un tesoro”.

Finalmente, Mariela Vallejo Verdi, estudiante del Centro de Capacitación Agraria de Villaviciosa de Odón, centro educativo en el que se han realizado varios ensayos agronómicos, y asistente de campo en el proyecto, contó cómo está poniendo las bases de un emprendimiento para el cultivo y venta de brotes tiernos de plantas silvestres comestibles: “Por su sabor tan diferente y sus propiedades nutricionales, estoy convencida de que van a tener una buena aceptación entre las personas consumidoras”.

Catas en crudo y elaboraciones gastronómicas

Durante el evento, las personas asistentes disfrutaron de la mano de las coordinadoras de esta iniciativa, Laura Aceituno Mata, investigadora del Real Jardín Botánico-CSIC y Laura Jiménez Bailón, responsable de proyectos de Ciencia Ciudadana y Cultura Científica en la Cooperativa Germinando, de una cata en crudo de plantas como la acedera, la colleja y el jaramago blanco.

Posteriormente, Sonia Quesada Sánchez y Luis Luis Isac Torrente, investigadores del CIG, ofrecieron un menú degustación en el que incluyeron propuestas gastronómicas como untable de acedera con salmón, crujiente de rúcula silvestre, encurtido de cardo mariano o regaliz rojo de cardillo.

El broche final fue una visita guiada al cuadro de plantas silvestres comestibles del Real Jardín Botánico-CSIC.