Tras casi un año de parón, el huerto del CEIP San Benito ha vuelto a estar en forma gracias al entusiasmo del alumnado y los nuevos enfoques y adaptaciones por la necesidad generada por la crisis sanitaria que vivimos actualmente. Este huerto es un ejemplo más de la importancia de incluir este tipo de proyectos en los centros escolares, especialmente en momentos sociosanitarios complejos.
Pero, ¿cómo un huerto puede mejorar la educación? ¿Qué dinámicas se siguen con él?
Los recursos, materiales, seres vivos, y procesos que acontecen en los huertos, permiten a los niños y niñas la oportunidad de reestablecer vínculos con la naturaleza, contribuyendo a la generación de una relación empática, consciente y de respeto hacia el resto de especies y hacia el propio medio.
Revinculación con la naturaleza
Este proceso de revinculación es imprescindible para atender a los problemas que protagonizan la actual crisis ecosocial y sanitaria, pues un vínculo sólido y duradero con la naturaleza contribuirá a fomentar en la edad adulta actitudes proambientales que ayuden a generar modelos de vida a corto y medio plazo que resulten más sostenibles para nuestra salud y la salud del planeta.
La agroecología como base para el aprendizaje en el huerto permite entender conceptos más relacionados con la funcionalidad de los elementos del huerto, las interrelaciones entre especies o a poner en práctica métodos para el cultivo de alimentos.
Todo esto se pone de manifiesto a través de actividades variadas tales como:
- Identificar especies y variedades de cultivos
- Identificar semillas y descubrir los procesos de germinación
- Conocer la fauna auxiliar del huerto, su función y los cuidados que requieren
- Aprender a compostar, identificar todo lo que es compostable y aprender a reutilizarlo
Estas líneas generales siempre se ven salpicadas por la actualidad. En el caso del CEIP San Benito, por ejemplo, este trimestre, coincidiendo con el día mundial de la legumbre, se hicieron también actividades paralelas para poner en valor este cultivo.
Pero, sobre todo, el huerto sirve para que los niños y las niñas se corresponsabilicen y sean más conscientes de su entorno. Este año, por ejemplo, hubo que hacer una importante labor de limpieza y puesta en marcha tras el curso anterior, ya que al no asistir al centro presencialmente, el huerto estaba muy abandonado.
Con todo este trabajo, al final del curso, los niños habrán aprendido a:
- Realizar tareas asiduas de huerto necesarias para su buen mantenimiento
- Diferenciar al menos 5 tipos de hortalizas del huerto en cada estación del año
- Identificar al menos 5 tipos de semillas y clasificarlas por cultivos
- Diferenciar al menos 3 tipos de variedades de legumbres de nuestras regiones.
- Elaborar y cuidar correctamente un semillero
- Conocer los beneficios nutricionales de al menos 2 tipos de cultivos del huerto.
- Identificar parte de la fauna que aparece en el huerto
- Cuidar de forma respetuosa plantas y otros seres vivos del huerto
- Cuidar el entorno y favorecerlo para promover la presencia de mayor biodiversidad
- Identificar los residuos compostables y no compostables
- Entender los beneficios que implican sobre el huerto la recolección y transformación de residuos para la elaboración de compost