Una de las conclusiones que nos llevamos este año dentro del proyecto Resilvestra es que la transmisión del conocimiento etnobotánico mejora si es vivencial. Conocer, identificar, probar, cultivar, recolectar, cocinar y comer son claves para facilitar la reintroducción de plantas silvestres comestibles en nuestra dieta y en nuestros platos. También hemos comprobado que la ciencia ciudadana a través de la investigación participativa es una forma de explorar sin riesgo económico el potencial de estas verduras silvestres en el mercado.

En ese sentido, las rutas etnobotánicas nos han permitido crear sinergias no solo entre el equipo científico ciudadano sino entre las personas consumidoras y las personas productoras. La Huerta de Abril en Bustarviejo y CSA Vega de Jarama han sido las dos fincas productivas elegidas para reunir en primavera y otoño a los participantes del ensayo ciudadano con los productores que han llevado a cabo ensayos agronómicos en sus recintos. En ambos casos, las personas asistentes no solo han podido identificar las plantas silvestres comestibles objeto de la investigación, sino otras que crecen libres sin la intervención humana. También han intercambiado consejos y aprendizajes sobre su manejo y cultivo.

Y, nunca mejor dicho, uno de los platos fuertes en ambas rutas han sido las catas. Toda una experiencia sensorial que ha permitido superar tabús alimentarios, sensibilizar sobre la diversidad vegetal y aumentar el interés en su consumo. Bien por recuerdo -muchas personas habían catado plantas silvestres comestibles ya con sus abuelos o abuelas- bien por descubrimiento, las catas sensoriales -en crudo y en elaboraciones- han sido todo un éxito.

Por último, estas rutas han posibilitado la creación de un  Catálogo Online de Plantas Silvestres Comestibles gratuito y accesible a la ciudadanía.

Resilvestra quiere contribuir así a la resiliencia climática a través de la introducción de plantas silvestres comestibles de alta heterogeneidad genética, resilvestrando y diversificando agroecosistemas y dietas, mejorando el conocimiento agronómico y sensorial de estas especies, así como evaluar y ensayar en fincas productivas y centros de innovación su introducción en el sistema alimentario.

Financiado por el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 y desarrollado por Germinando, el Real Jardín Botánico-CSIC y la Asociación La Troje, a este proyecto de ciencia ciudadana ya se han incorporado cuatro centros educativos de Formación Profesional Superior y cuatro fincas agroecológicas de la Sierra Norte de Madrid localizadas en Bustarviejo, Lozoyuela, Montejo de la Sierra y Torremocha del Jarama. Además, cuenta con la colaboración del Centro de Innovación Gastronómica de la Comunidad de Madrid y el AgroLiving Lab Aranjuez, perteneciente al Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (IMIDRA).