El inicio de las vacaciones escolares marca la finalización de la primera fase de trabajo que hemos realizado en Centros de Educación de Primaria y Aula EBO dentro del proyecto ‘Alimentando Territorio: ciencia ciudadana para recuperar sabores y saberes’.
Lo cierto es que han sido muchas tareas las que hemos llevado a cabo con todo el alumnado y el equipo docente. En primer lugar, entre los meses de marzo y mayo, hemos puesto en marcha 6 espacios de producción para 12 variedades locales tradicionales de judía, tomate y lechuga. En estos ensayos se multiplicarán el judión, las judías de la virgen, garbanceras y ombligo de la reina; los tomates gordos de Bustarviejo, morunos de Patones, sonrosados de Robledillo y tapa de puchero de El Berrueco; así como las lechugas moronda de Patones, moruna de Torrelaguna, negra de Rascafría y rizada de El Paular.
En los meses de mayo y junio hemos cosechado las lechugas pesándolas además para calcular datos sobre la productividad de las variedades cultivadas. El alumnado las ha probado y evaluado en catas sensoriales y hedónicas para determinar su sabor, textura y grado de aceptación. En los centros escolares las catas han resultado una actividad muy interesante, en la que el alumnado se ha volcado y participado muy activamente.
Lechuga Moronda de Patones, la mejor valorada entre el alumnado
Fruto de esta actividad, ha sido posible conocer los rasgos que caracterizan a cada variedad, algunas más amargas, otras más suaves, otras de textura crujiente y otras mantecosas. En ese sentido, aunque con poca diferencia, la lechuga mejor valorada ha sido la Moronda de Patones.
Además, en la recta final del curso, hemos empezado a crear con el alumnado libros viajeros que, mediante imágenes, dibujos y explicaciones, cuentan la experiencia de cultivo y las catas. Esta actividad tiene el propósito pedagógico de servir de actividad metacognitiva y para que el alumnado de distintos centros entre en contacto compartiendo experiencias y saberes.