Como cooperativa de mujeres feminista, el 8 de marzo es un día de reivindicación, reflexión y hermanamiento y, este año, aunque no nos juntemos en las calles para gritar por nuestros derechos, en Germinando paramos.

Desde la agroecología y la economía social y solidaria, transversales en nuestro proyecto, es fundamental incorporar la perspectiva de género y teorías ecofeministas para poner nuestro granito de arena en impulsar de una vez los cuidados y la co-responsabilidad en el centro. En otras palabras, la agroecología sin el feminismo es una falacia.

Pero, lamentablemente no paramos solo por eso. Paramos porque en todo el planeta nos siguen matando violando, maltratando y acosando todos los días. Es más, durante el confinamiento, en nuestro país las llamadas al 016 contra la violencia machista aumentaron en más de un 40%. -¡y cuántas más habrá que no se atrevieron a llamar o que no saben este recurso!-.

Queremos caminar hacia una sociedad que cuide la vida, alejándose del adultocentrismo, capacitismo  y productivismo, que respete y valore las diferentes diversidades – sexual, funcional, funcional, sexual, de identidad- y expresión de género. Pero también ha sido el año en el que el aborto #FueLey en Argentina y una importante movilización en el estado español demandado una #LeyTransEstatal.

Paramos porque se sigue evidenciando que la pobreza sigue teniendo nombre de mujer. Según la ONU, unos 47 millones más de mujeres y niñas caerán por debajo de la línea de pobreza como consecuencia de la pandemia.

Nosotras paramos porque seguimos cargando con los cuidados, y ahora, en pandemia, más que nunca. «Todo por lo que trabajamos, que ha tomado 25 años, podría perderse en un año», defiende la directora ejecutiva adjunta de ONU Mujeres, Anita Bhatia. La pandemia parece que ha obligado a las mujeres a volver al rol de cuidadora y está «realizando significativamente más tareas domésticas y labores de cuidados en la familia» en estos últimos meses, explican en este artículo.

@familiasenlacuerdafloja

Paramos porque, como se ha puesto de relevancia en una situación tan crítica como la que hemos vivido en este último año, los trabajos que sostienen la vida son  trabajos esenciales, fundamentalmente realizados por mujeres y personas migrantes y racializadas. Y son precisamente estos trabajos los que siguen siendo infravalorados, invisibilizados y no remunerados, pero que también ha afectado al trabajo remunerado.

Hemos visto cómo se tomaban medidas especiales migrante y para conseguir mano de obra precarizada, olvidándose de aquello que nos viene recordando Territorio Doméstico, que no son brazos, sino personas. Frente a ello organizaciones vinculadas con lo alimentario se sumaron al importante trabajo que migrantes y racializadas han hecho en la campaña #RegulaizaciónYa. 

Nosotras paramos porque, incluso en los momentos de emergencia social que vivimos, se sigue debilitando lo público, desatendiendo y especulando  con las necesidades básicas para cuidar la vida, como es la vivienda, el agua, la salud -física y mental-, la energía o la alimentación; pero también nos encontramos con una movilización sin precedentes a favor de la alimentación de la proximidad ¡y estamos orgullosas con la defensa de nuestras compañeras de la red agroecológica y feminista en la que estamos!

El año pasado nos juntamos con nuestras madres, hermanas, hijas y amigas en la gran manifestación de Madrid. Este año no lo haremos, pero sí reivindicaremos nuestro sitio en esta sociedad que sigue siendo tremendamente injusta con todas nosotras.