En Germinando tenemos una postura muy clara frente al consumo de carne: limitemos su consumo y apostemos por ganadería extensiva, ecológica y lo más local posible.

El cambio climático es ya una realidad, lo vemos cada día con temperaturas que alcanzan los 50 grados en algunos puntos de Canada este mismo mes, con riadas y temporales cada vez más agresivos. La ganadería es uno de los grandes problemas en la generación de CO2, en contaminación de aguas, en uso de recursos… pero también es parte fundamental en la solución. 

Por ese motivo, nosotras ofrecemos 10 razones por las que creemos que, no solo hay que comer menos carne, sino que hay que comer la mejor:

1 – Hay que diferenciar la ganadería extensiva de la ganadería intensiva o industrializada. Sin tener clara esta diferencia no podremos entender nada.

2 – La ganadería industrializada es responsable del 14,5% de la emisión de gases de efecto invernadero en todo el planeta, especialmente la dedicada a la producción vacuna. En este sentido, muchas ciudades del mundo firmaron un manifiesto en la última cumbre del C40 en Copenhage donde se incluía la reducción del consumo de carne en los menús que dependen de los ayuntamientos.

3 – La ganadería intensiva es la principal consumidora de antibióticos del mundo, y en España esta práctica es especialmente flagrante. Según la OMS, la resistencia a antibióticos podría provocar más muertes que el cáncer en 2050.

4 – La ganadería extensiva favorece el mantenimiento de especies autóctonas frente a la industrializada, que, como ejemplo, utiliza en todo el planeta tan solo 4 razas de gallinas para lo que equivale al 50% de la producción de huevos y el 67% de carne de pollo. 

5 – Solo en España se destina el 66% de las tierras cultivadas para alimentar las granjas masivas.

6 – La ganadería utiliza el 8% del agua mundial. Se estima que se necesitan 15.400 litros de agua para producir tan solo 1 kilo de ternera. Además, la ganadería industrial es una de las que más contamina acuíferos y ríos por las heces, residuos de piensos, antibióticos, hormonas… 

7 – En las explotaciones intensivas no se tiene en cuenta el bienestar animal. 

8 – La deforestación a nivel mundial está directamente relacionada con la ganadería industrializada. De hecho, aproximadamente el 20% de las importaciones de soja y al menos el 17% de las exportaciones de carne de vacuno desde Brasil a la UE podrían estar vinculadas con esta problemática.

9 – La ganadería extensiva genera numerosos puestos de trabajo en el entorno rural y contribuye a mantener la economía de la zona, tanto directamente como proporcionando la materia prima para pequeñas empresas artesanas vinculadas a la agroalimentación

10 – El excesivo consumo de carne está relacionado con enfermedades cardiovasculares, diabetes o el cáncer de colon entre otras. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial para la Salud (OMS), la recomendación media de consumo de carne semanal es de 325 gramos por persona y 125 gramos en el caso de las denominadas carnes rojas.

Es fundamental abordar estos debates a nivel social, ya que la posibilidad de que seamos capaces de abordar una transición ecosocial justa va a depender de nuestra capacidad de generar cambios culturales y sociales incluyendo nuestra manera de alimentarnos.

En definitiva apostemos por un sistema alimentario más sano y justo para las personas y el planeta.

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